Cuando tenía 4 años canté una canción acerca de un pollo frente a 10.000 fanáticos del fútbol. Cuando tenía 7 integré, hasta 9 años después, el coro del colegio (muchas veces compuesto sólo por mi, muerta del susto y hastiada, pero siempre anunciado como coro).
Cuando tenía menos de 8 años fui reina infantil del bambuco en mi pueblo. Me subieron en el carro de los bomberos y salí por toda la ciudad lanzándole a la gente bananas (apuntando al ojo, siempre), sonriendo y cuidando unas réplicas gigantes de artesanías huilenses hechas en icopor. El día de mi coronación bailé san juanero con un pie tronchado y perdí mi último diente de leche (de esos dientes viejos que no se caen a tiempo y vienen a dejarte mueca antes de volverte púber). Siempre quise ser monitora de biología en el colegio pero nunca logré dejar de ser monitora de español. Me daban cada mes un marcador rojo para tachar la falta de tarea en mis compañeras, lo que era en sí un gran placer materializado en hojas llenas de cruces. Tb rayé paredes de baños a escondidas y me robé el zapato de la barbie de una amiga cuando tenía 5 años.
Fui aprendiz de socorrista, ecologista adolescente, defensora de homosexuales, travestis y transexuales en clase de ética y relaciones humanas, performer en obras de caridad, asesora política de la personería del colegio, genio matemático en 7grado, idiota incapaz de factorizar en 8grado, impedida para la física en 10grado, genio de la física en 11grado. Nunca pude hacer bien las planas de dibujo técnico, me confesaba todas las semanas en el horario de clase de química a conciencia, escribía en mis muslos las fórmulas para los exámenes de trigonometría, aprendí cálculo por ósmosis y denuncio públicamente que las monjas me obligaban a beber ron y ruñir panela antes de cantar la misa.
Posteriormente muté sin mayor sorpresa de mi público en soprano falsa, aspirante confundida a periodista, gestora cultural, relacionista pública, productora de documentales, bailarina contemporánea sobre mesas, inodoros, humanos y demás, jugadora de fútbol un día por semana, yos que no recuerdo, cirujana esotérica, persona irresponsable y party girl.
En algún momento enloqueci y decidi que Colombia era pequeño (traducción: tenia miedo de sentar cabeza. También tenia miedo de eventualmente morir de hambre o alguna de esas pendejadas que uno piensa cuando no tiene idea qué hay "afuera"). Aterricé (no, me estrellé) en Chile. Volví a decidir que quería más (nadie sabe exactamente qué: ¿estrés? Bullshit?) y emigré a Francia sin hablar Francés: volví a estrellarme (pero al menos tengo un fancy titulo de Master para justificar mi estupidéz). Despues de una década besando sapos conoci al amor de mi vida una navidad pasada, y ahora, casada, vivo en Holanda.
Finalmente lo único que quería ser yo, pero nunca tuve la oportunidad de saber en que consitirúa eso. Reabrú este blog porque hoy, finalmente, sé lo que quiero.