Wednesday, April 08, 2009

Todo se siente extraño cuando el dolor no se va.
Uno espera que mengue, se calme, se vaya.
Pero no lo hace y sale a verte de noche, cuando menos lo esperabas ver aparecer.
Hay dolores que supero, porque así es esto de la humanidad.
Pero superar no es igual a olvidar, o no sentirlos, por ejemplo, de vez en cuando.

Los dolores permanecen, casi como las alegrías (el problema es que las situaciones alegres tienen la ordinaria costumbre de ir y venir, de ser variables y efímeras, mientras el dolor resulta inmutable y se adhiere a uno cual cliche pegado a la suela del zapato).
La partida que me duele tuvo lugar hace más de dos años. Nunca he terminado de entender con claridad porqué alguien tan joven se muere, y porque uno no lo olvida.
Todavía me hacen falta muchas cosas de esa persona y creo que no logro comportarme, mentalmente, frente a su recuerdo, como debería.
Tengo la esperanza de volver a hablarle, alguna vez.
Lo extraño.

Una persona inmortal, entonces, porque parece que no soy la unica que no consigue olvidarlo.