Monday, May 28, 2007

NO SE ME OCURREN TITULOS

Acabo de pensar que ahora que estoy lejos muchas cosas han seguido ocurriendo.
No es que me crea muy importante y haya pensado que sin mi varios asuntos iban a paralizarse. Es más eso de permanecer fuera de escena, suspendida en el aire como un recuerdo, presente por mi ausencia.
Imagino cómo sería mi primer día de vuelta, si los rostros me parecerían idénticos o si notaría diferencias miniaturicas que me harían sonreír.
La vida de todos ha cambiado de un modo u otro.
Desde que partí he recibido muchas noticias (aquí, de allá).
Todas las mañanas cuando despierto y miro la hora imagino en qué andarán en mi casa, trato de ver la carita de mamá, de recordar su olor, de abrazarla.
Pienso en papá, en las montones de semanas que llevamos sin hablar.
En mi hermana… cuando la vuelva a ver será lo que llaman una “señorita”.
En mi abuela y su sabiduría hermosa, sus gafas, su pelo de algodón, su manera de escuchar mientras los demás hablan, imbuida en sus asuntos pero sin perder detalle, no por curiosidad sino porque ella disfruta conociendo las nimiedades de los demás, que (según su risa y la expresión que adoptan sus ojos cuando todos han callado) pareciera que jamás representan un asunto remotamente relevante… o la manera en la que mira de lado cuando le hablo y se sonríe mirando al horizonte aún cuando le esté contando que el café sabe raro o que mi mamá tiene el pelo alborotado.
En la forma de caminar del perro, levantando una patica de repente, nunca supimos bien a razón de qué.
En los demás miembros de mi familia, sus caracteres, sus ojos, sonrisas y voces.
Pienso en las flores del jardín, en el sol, las nubes.
Mi mejor amiga y sus sueños de pisar algún día España (es un arreglo de cuentas digamos, jjjajajaj)… por cierto, ayer soñé contigo y tenías esa beca! (aparte no te pongas celosa ni creas que te olvido, amigas son difíciles de encontrar, y jamás hallaré otra como vos, menos acá).
En mis demás amigos y las cosas que les han sucedido.
Los pastos de mi universidad.
El tráfico, las voces, el estar.
¿Notaron que mencioné “mi casa”? Es como si aún en la distancia reconociera que mi hogar está ahí, en ningún otro lado. Esa idea no cambia.
Me preguntaron un par de días atrás qué se sentía estar construyendo una vida sola y tan lejos de mi país.
Respondí una sarta impresionante de pendejadas (suelo disfrutar haciendo eso… es un ejercicio de auto sabotaje).
Ahora diría que es una sensación de primer sembrador.
Casi de colonización.
Los demás están pero no están, porque todos son diferentes a mi y en realidad me identifico poco con ellos.
No sé porqué.
Simplemente no, por millones de pequeñas razones.
Eso tiene su encanto… y contiene su trampa.
El caso es que aunque poco me asusto (sé que suena estúpido, pero en serio no tengo miedo) sí comparo y echo de menos, también de más.
No sé si podría vivir mi siempre en este país, o si al quedarme por mucho tiempo empezaría a sentir que me pierdo de otras muchas cosas … no, de hecho si siento que “debo” quedarme algún día pensaré que hay más por ver, tocar, respirar (de hecho, hay mucho más, y no lo acabo de pensar, siempre lo he sabido) y querré irme.
Pero aún no.
Aún hay algo que le debo ganar.

Wednesday, May 16, 2007

MAULLANDOS

1. ¿Hay algo más patético que un tipo masturbándose en la calle? ¿Así como para que lo vea la muchachita desprevenida de turno (léase yo) y supuestamente se horrorice y salga corriendo?
Es decir, ese acto en mi opinión es una de las cumbres del ser perdedor personal y el get-a-life universal.
El otro día llegaba a casa (re-tarde por demandas laborales aclaro) cuando por ahí, medio escondido en una calle, estaba el muy frustrado.
Y yo, como también tengo mis momentos revolucionarios (ja) decidí hacer todo lo contrario a lo que el sujeto en cuestión supongo esperaba cuando tomó la decisión al verme acercarme desde la distancia: nada de salir corriendo, nada de gritarle que daba asco, no señor, yo me deshice en burlas y le recordé lo perdedora que debía ser su vida mientras gritaba para que cualquier persona que estuviera cerca lo viera y se uniera a mi burla.
Y es que a mi esas pendejadas lejos de asustarme me dan rabia.
Primero que todo porque no existe la más mínima posibilidad de que un idiota que guste de exhibirse de forma tan perdedora merezca ser visto… ¿o es que alguien me puede decir que ha visto un depravado atractivo? (bueno, eso es posible pero yo me refiero al depravado feito, chatito, cero brillo, el de esquina) ¿algo así como un Benjamín Vicuña –me encanta- en pelota por la calle? NO. Uno tiene que bancarse el imbecil hediondo lleno de traumas / rechazado hasta por la mamá / ávido por mostrarse, y aparte piensa “pero porqué me toca ver vainas tan feas, Dios, no podría ser este feto al menos chusco así como para que el susto de algo valga?”. Pero obviamente esas cosas no pasan.
El tipo es fracasado, feo, y corrompido. Nada más, ni merece una ofensa más.
En segundo plano me bordea pues yo no tengo porqué presenciar los conflictos de otros. Aparte del aire enrarecido (no puedo terminar de creer que Santiago pueda llegar a tener esta calidad de aire, es tóxico, ¿y aún así les gusta el frio? Como que no se dan cuenta que en verano el sucucho al menos es más respirable) y el exceso de gente apestada estornudándole a uno en la cara, ahora les dio por la aberración, y de la ordinaria, porque repito que si hay algo improbable es que un exhibicionista local alegre el ojo.
Andan echados en los parques casi con la barriga al aire (pero esa panza cervecera, salchichonera, grachenta), revolcándose por el pobre pasto e intercambiando saliva con la consabida, o acomodándose la entrepierna con descaro mientras lo miran a uno, diciéndole palabras inconcebiblemente flaytes como “washita” y “rica”.
2. Pasando a otro tema tengo una vecina cuarentona y de mierda.
Hace bulla desde que abre el ojo, zapatea como si fuera troll, cree que es la dueña de la cuadra y jode por todo.
Y cuando digo jode me refiero a que todo le molesta, por todo se queja, y estorba el ambiente general.
Me pregunto que parte de “casa de estudiantes” no le quedó clara y como demonios llegó hasta aquí.
Los demás son muy queridos, muy de la casa, divertidos. Incluso empiezo a intuir que el peruano se cree argentino y la alemana entiende el 50% de lo que le hablan. Pero esta anciana no hace más que bulla y tocar las puertas para reclamar por asuntos menopáusicos como “el baño está mojado”, “hay papeles en el hall” y “esos fósforos son mios”.
El punto es que la gente “adulta” (de adulta de veras, no como uno que no es de acá ni de allá todavía) se enrolla por tonteras. Y ahí es donde empiezan a sufrir.
Que importa si hay UNA taza sucia en la cocina? Un pinche papel caído? Un charchito que se secará solo por causa del sol entrando por la ventana dentro de 15 minutos? Si es sólo eso, un poquito y rara vez, nada de que preocuparse.
Cuando la casa se le vuelve a uno demasiado importante, deja de disfrutarla.
NO me gusta el desorden (llevo un orden intermedio que permite encontrar todo y luce absolutamente presentable :P) ni la mugre, pero esa lora de limpiar todo el tiempo y ordenar las cosas por colores y tamaños es una cuestión demasiado antediluviana.
Es como cuando la mamá de uno madrugaba el domingo a organizar la familia cual batallón en torno del aseo hogareño. La peor parte es que esta señora NO es mi madre, ni la de nadie (sospechamos, porque estuvo particularmente amargada el día de la madre) y como yo soy una niña contestona, amante de su libertad y dueña de mi desorden la mandé por donde vino anoche.
3. En un tercer orden de sucesos nada importantes pero cotidianos tengo un compañero de trabajo personaje.
El típico galán que quiere contigo y no hace más que fastidiarte (tiene complejo de niño en kinder, que le pega y mantiene a punta de lora a la niña que le gusta).
Si me llaman al teléfono me niega (esto ya es increíble), me empuja, me busca pelea y luego trata de encontrarme la cara.
Es una situación sencilla de manejar para una chibcha pero crea mal ambiente de vez en cuando.
…Se me acaban de quitar las ganas de hablar de esto.
4. Lo otro es que ando leyendo de noche. Una práctica insana pues me impide despertar temprano en la mañana.
Pero por otro lado nada más agradable que llegar y echarte a escuchar musik, tragar y tragar comidas varias, leer a mis anchas y disfrutar la soledad linda, esa del tiempo para mi… me dedico unas dos horas diarias cuando llego en la noche, y son de un relax extremo. Diría que hago nada pero leer es una ganancia.
Supongo que en cualquier caso me hartaré de esto dentro de un mes, (demasiado silencio a pesar del itunes, silencio humano… ese estresante pero necesario para mi, a la larga me va a faltar cada vez más eso de saludar gente al llegar a casa… aquí cada uno es tan independiente que nos vemos las caras sólo a veces, pocas veces) y buscaré un hogar bullicioso que parezca hostel. Con gente con la que valga la pena pelear por los asuntos caseros (no como la misiá aquella) y armar conversas, maratones varias y juegos de cartas hasta la madrugada.

Tuesday, May 08, 2007

La primera noche en el sucucho.
Y no hay Internet.
Uno tiene la ilusión de pillar señal del vecino.
Robarle a la universidad cercana.
Que San Juan agache el dedo y te conceda un milagro.
PERO NO.
Nada de eso.

Vivo en una habitación grande.
En una casa con vecinos que se encierran y como yo vienen de otros lugares de la tierra.
Me siento asustada y sola.
Lo otro es que, como pa variar, yo jamás encuentro el calefón.
Se me esconde, no lo entiendo, no lo reconozco, es duro, la palanca anda congelada, se me apaga.
Cualquier cosa puede pasar cuando se trata de bañarme en un nuevo lugar en la mañana.
Obviamente hoy terminé bajo la ducha más fría de toda mi vida y anéxenle que tenía que lavarme el pelo. Es más, eso lo hice –no sé como- en el lavamanos, y tampoco sé dar razón sobre si me salió todo el shampoo o no.
Me dolieron hasta las costillas para luego ver al peruano fantasma encenderlo (tras naturalmente encontrarlo, cosa que yo jamás pude).
Mientras seguía tiritando y echandome madres por no haber preguntado seguía pensando sobre el tedio que me va a dar una noche más sin Internet.
Luego me di cuenta que esa era precisamente una de las mejores cosas que pueden pasarme, porque si bien en red puedo leer y entretenerme, no me deja hacer cosas más productivas (excepto por las descargas de libros pero al fin y al cabo machacan los ojos asi que ni modo) ni escribir.
Tampoco es que ahora vayan a esperar que les salga con EL libro, o que me vuelva inteligente y cabile más que Hapkings.
Simplemente se me ocurre que hay un algo en el acto del consumo de información prefabricada-diaria-excesiva que bloquea tanto como auspicia la construcción propia.
Por ejemplo tengo claro que el msn es malo para la salud mental.
Aunque voy a echar de menos el skype.
Y descargar mil vainas en el limeware.
El resto… mirando pal techo y escuchando música, porque más no hay.

Pero al final del cuento es más interesante.
Cada vez la cosa se pone más y más interesante…
Hay días en los que me pregunto donde voy a terminar.
Y otros en los que me alegra profundamente disfrutar el camino.
(Cuando se va se hace, cuando se llega se mira, cuando se está se sigue haciendo)
Alguien me decía “yo quiero una vida así” (ahora ya se casó)
Otro adoraba mi relax (y tiene una novia depresiva now)
Cuando miro hacia atrás buscando las cosas y personajes que he dejado, generalmente me doy la razón en mis decisiones.
¿Las personas siempre terminan haciendo uno de esos movimientos de auto-traición?
Quedarte con la pareja que tienes porque es cómodo y te late la costumbre.
No irte de casa porque te da lata gastar plata.
No salir del país porque te da un poquito de susto que no te conozcan, o sentir soledad, o que te pase algo malo.
No pintarte el pelo porque si tienes una entrevista de trabajo lucirás cero seriedad.
Combinar los colores de la ropa porque la paleta evidencia la mentalidad.
Casarte porque todo va bien y ya llevas tanto tiempo que da pena decirle noviazgo, porque los conocidos estan haciendolo, porque una tía insinúa que se te va a pasar el tren, porque te da miedo, porque te presiona, porque simplemente se supone que algún día debes hacerlo (lo anterior aplica a tener novio también, obvio).
No decirle al de al lado que se mueva cuando te roba espacio con descaro.
Pensar que no es rica la tristeza.
Mentir acerca de tus placeres y denominarlos culpables, porque tu interlocutor (intuyes) no los comparte.
Dejar que los demás piensen que nunca te has emborrachado/drogado/pifiado sólo para no cruzar la línea entre buena y mierda de reputación.
Bancarte los amigos desagradables de tu pareja o de tus amigos.
Interesarte por vainas que jamás te interesaron sólo para parecer (le) interesante.
Seguir la ruta de otro, sólo porque perdiste la tuya, o porque nunca la tuviste, o porque ya ni sabes.
No darle ese beso.
Darlo.
Terminar pronto un abrazo.
Dejar de repetir aquella canción.
Llegar a casa temprano.
Explicar cosas inexplicables.
Rendir cuentas.
Sólo dormir en tu cama.
Dormir sol@ en tu cama.
Dormir sólo en tu cama.
Comer con cubiertos.
Peinarte, en la mañana.

Wednesday, May 02, 2007

PESCANDO

Una forma de avanzar en la vida es no dejar muchas pistas, escurrirse, como la brisa por la rendija.
La otra es carecer de identidad. Y de resto vienen un montón de otras pendejadas que a la larga gastan. El caso es que yo le voy a las dos primeras (especialmente en mi imaginación) aún cuando de vez en vez me envolato en la esquina y doy tumbos dentro de mi. Entre mujeres somos más desagradables que en grupos mixtos.
NO.
Los grupos mixtos son un gran problema.
También los otros y los demás.
La idea es que las mujeres repelen (emos) a otras mujeres: y me atrevo a pensar que en muchos casos no precisamente porque esa persona sea en particular desagradable.
Simplemente no se puede.
No sé porqué. Pero es completamente sencillo que otra mujer nos carge. Porque es coqueta, solapada, fea, tonta quejumbrosa, etc. O porque no lo es. Muchas veces simplemente no entiendo como un tipo se puede enamorar de nosotras (de mi - de ti - de ella) si somos tan insoportables. Sobretodo de mi, que me unto toda de dulce cuando como y termino chupandome los dedos, que bostezo con la boca abierta en el metro, que me tropiezo con obstáculos muchas veces imaginarios, que parezco homeless con el pelo despeinado o si ando muy arreglada me obcesiono con el asunto capilar. En mis días fascistas, en los comunistas, cuando quiero hacer nada o aquellas veces en las que empiezo a dar tumbos como hamster encerrado porque quiero salir. Me rio a carcajadas, hablo sola y con el árbol, salto, me pongo fome, me quedo callada, me da la terrorista, empiezo a poner zancadillas. Tengo nostalgias viejas y nuevas que se me notan en los ojos. Peleo batallas absurdas contra ascensores y semáforos, siempre necesito más de un momento para estar sola y admito quea veces simplemente no puedo olvidarme de ciertas cosas que los demás quisieran pudiera. Hay canciones que me dejan despistada todo el día, ventanas de las cuales no puedo despegarme y costumbres muy de mi país que no se me quitan...
Y tengo que mirar hacia arriba, como si allí en verdad hubiera algo aún cuando hoy por hoy pareciera que hay nada.