Me sorprendo... cuando de Sao paso a París.
Miro hacia arriba y me duele el cuello.
Miro hacia los lados y está él, sol amarillito, caliente, lejano, besando/quemandome los hombros, las mejillas.
Miro hacia abajo y veo baldosines, piedras, asfalto.
Y todo parece tan ahí...
Los rinconcitos.
Las cosas grandes.
Muchas pequeñas.
El tiempo, las escaleras.
Cada vez que salgo del metro siento como si surgiera desde el suelo... escaleras arriba, cielo y edificios.
Descubrí que hace él cuando se oculta. En mi mundo permanecía en lo alto, siempre, sobre las cabezas, no se veía a menos que miraras completamente hacia arriba. Aquí camina de mi lado y me dejó ver cómo se oculta. Lo vi desde el movimiento.
No baja y se esconde detrás de una montaña sin mayor bulla (como yo creía). Se acerca a la cordillera, produce rosa y se acuesta a dormir, hasta temprano en el siguiente día.
Y yo sigo enamorada del sol.
De los faroles, las entradas y salidas del metro.
Los cafecitos, los parques llenos de arena.
El azul perpetuo de estas calles...
La luna es grande también, y amarilla.
Friday, December 15, 2006
LAS CALLES... EL SOL
Evacuó hetsah los 8:18 PM
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Envidia le tengo al sol.
ReplyDeleteBonita descripción :)
JAJjaja JAj JAJJa
ReplyDeleteAMAS EL SOL !!!!
Suetrte !
El sol aquí siempre tiende a dormir en el mar. Porque como a toda la gente de corazón caliente, el frio es el mejor lugar para relajar los sueños.
ReplyDeleteBesos, su Pigito!