Part_ girl

Yo era party girl.
Porque para mi salir con la pandilla para cantar y bailar todas y cada una de las canciones (indignas incluídas) era una maravilla.
Porque aspiraba configurar mi buena lista de superficies freak de baile y porque no hay nada como la dicha de ver llegar a los amigos y atraerlos a la mesa de uno pa hablar babosadas all night long.
Desde que llegué a Chile he salido, caminado, cantado, jodido (sentido chibcha, porfavor), sacado fotos, bailado y saltado. Pero no he vuelto a sentir eso del compadrazgo, ni he tenido ese mejor amigo y esa mejor amiga tan necesarios para ser felíz (para mi los amigos son parte de la felicidad).
No es de malagradecida, pero aún no encuentro ese brazo para halar, un alguien a quien pueda llamar a la 1 a.m para ponerle la canción estupida que estoy escuchando o contarle que acabo de llegar y no tengo sueño.
He conocido mucha gente, pero ninguna llena ciertos espacios que estan y no ocupados (porque simplemente sus dueños se encuentran lejos, y aunque no me lo crean, a mi el msn no me llena los requerimientos de cariño).
A veces trato de reunirme con algún conocido, conocida, gato, etc, pero no todas las veces funcionan los acuerdos, y al final me canso un poco de sentir eso que otro extranjero me decía tiempo atrás: no tengo esa persona incondicional con la cual contar para contar todo, compartir todo, un amigo, que sin acuerdo previo cuente conmigo y con el cual yo cuente, siempre.
No tengo historia, familia, enemigos (conocidos, jijiji) ni a quien pueda enviar de frente "a la cresta" cuando se excuse diciendo que no tiene tiempo.
Los chilenos sonrien, hablan de cosas reales, irreales, absurdas, molestas, graciosas.
Pero sus ojos no son como esos que me acunaron toda la vida, sus abrazos rapidos y llenos de esos movimientos de mano en la espalda que detesto, es decir ABRACEN CON BERRAQUERA, APRETEN, HABLEN DURANTE EL ABRAZO, PERO NO ME DEN UN ABRAZO DE 3 SEGUNDOS QUE INCLUYE ESE ROCE ASI COMO PORQUE NO SABEN QUE HACER Y PASADOS 3 SEGUNDOS TAMPOCO SABEN QUE DECIR.
Salgo yo toda contenta al carrete y me encuentro con un ejercicio intensivo de posadera chata hasta las 5 a.m, y sí, me rio, pero también me duermo justo al rato.
Me toca pujar para arrastrar la gente hacia algún lado donde pueda gastar al menos un poco de la energía de reserva que tengo. Para no olvidarme que cuando suena la música para mi el mundo entero empieza a vibrar.

Es inevitable preguntarme que gano y que pierdo estando tanto aquí como allá.
Mi balanza a veces queda 50% 50%, otras veces va de un lado a otro.
Al final siempre pienso que aquí y ahora sólo hay que hacer lo que se viene a hacer en general: vivir y ya.