Friday, February 02, 2007

CERO

Ya no se puede viajar en metro por 120 pesos. Si se preguntan como le hacía yo para viajar como escolar aún siendo extranjera, encontrarán la respuesta en mi nacionalidad, jajajaja.
Aparte agradezco a las diferentes municipalidades por haber pensado en las niñas flojas como yo que se cansan y esperan encontrar alguna banca -no importa si está medio rota- en la cual echarse a descanzar las caminatas bajo este sol que me tiene roja pero al fin y al cabo bronceada.

Cambiando de tema el asunto de este post es una estafa.
No falta la persona inescrupulosa (me gusta esa palabra, es como de viejito honorable) que engaña, roba y pendejea a otros.
Estuve triste -léase gris- un día, chillando y preciso viendo la tipica película que le recuerda a uno todo lo maluco que le está pasando.
Entonces parecía que estaba anclada y lo que intentaba hacer no me salía bien por ningún lado.
Acudí a mi monje zen personal en busca de consejo y como siempre, cuando mi monje no anda enrumbado o colgado de un parapente, tiene sus chispazos sabios y esta vez me dijo:
¿Por qué estas rayada?
+Porque esa vaina es un lio, no sé que hacer, no puedo hacer nada
Sí, no podés hacer nada
+Me voy a devolver, si no lo hago empiezo a retroceder
Volver es retroceder, ¿no ves que si volvés regresás al punto del cual partiste? ¿Alguna vez te has preguntado porque esa vaina te sale mal una y otra vez?
+No
Te sale mal porque no es lo que quieres hacer, porque es lo que ya estas haciendo, pero no lo que querés hacer, deberías darte cuenta que es hora de replantear lo que querés hacer, en ese momento, cuando dejés de pendejiar buscando que te salgan vainas que aparte de todo admití que te importan un culo, te va a salir bien todo lo que intentás hacer porque entonces estarás haciendo lo que en el fondo quieres hacer, no lo que te toca hacer

Las charlas con mi monje zen suelen ser acaloradas, breves, cacofónicas y salvajes, pero son DE lo más útil que me pasa en el día. Y me sigue pasando, porque aunque mi monje zen está literalmente en el monte y como a 4000 km de aqui, continúa siendo mi monje, y sin su consejo me envolataría más de lo que ya me envolato (es una delicia escribir con el chibchombian speaking style).

Ya saben que soy poco amiga de las sabidurías(palabrerías?), que cuando me cuentan algo saco a relucir el dicho sabio de mi abuela (si lo quieren conocer, les toca dejar un comentario triste pa merecerlo) o mando a respirar a medio mundo, pero lo que adoro de mi monje es su capacidad para regañarme, aconsejarme y hacerme reir, todo a la vez.
Las personas que quiero no están lejos, porque siempre están conmigo, dentro de mi. Y como concluimos con el monjecito,
lo unico que importa es no permitirse dejar de sonreir, de adentro hacia afuera... Y cuando todo anda mal, hay que irse de parranda!!!

(les debo la foto del post, ando buscandola)

2 comments:

  1. Acá en Santiago de Chile, han cortado los árboles grandes, de sombra acogedora, justo cerca de los paraderos de las "micros" como llamamos familiarmente a los buses urbanos. Es terrible, una auténtica tortura, sobre todo ahora que estamos en verano. En algunas partes han ido por etapas, primero cortaron un árbol a cuya sombra la gente esperaba la "micro" y pusieron ahí un paradero de metal; la gente esperó entonces, bajo la sombra del árbol siguiente; y los encargados hicieron cortar ese otro árbol y desplazaron ahí el paradero de metal y así sucesivamente.

    También tengo una relación muy cercana con familiares que están a bastantes miles de kilómetros.

    ¿Qué es DE? ¿o es simplemente "de"? El calor me aturde.

    Quiero conocer el dicho sabio de tu abuela.

    Y como intrusa que soy, entiendo que aquí les decimos frutillas a las fresas y también a las frutillas. Si me equivoco, puedo culpar a los documentales de televisión. Las fresas son las más grandes, duras, geométricas y rojas por todos los lados, más parecidas a la estilización convencional de un corazón para decoración.
    Las frutillas son más pequeñas, blandas, de formas suavemente redondeadas, más semejantes a la forma de un corazón de verdad, con una pequeña mancha blanca marfileña en el exterior, donde creció en contacto con la tierra y el resto de la coloración es más suave y gradual a partir de la mancha sin llegar al rojo, sólo tendiendo. Dicen los doctos que los conquistadores que llegaron con Pedro de Valdivia decribieron esta frutilla; no recuerdo cómo; y la llamaron así. Para mí de pequeña, era algo que había en el jardín del primer patio de mis tías más queridas; quienes eran primas de mi mamá en todos los grados simultáneamente.

    Un cariñoso saludo.

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  2. Me gusta como estas escribiendo
    Hazle casoal monje ZEN el aqui y el ahora es casicomo andar encontrado, si acaso mas importante.
    Dale, te dejo un beso.
    Espero la foto y el dicho de tu abuela.

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